Primer muro cortina de Estados Unidos.
Hallidie Building, Finnancial District, San Francisco.
Para conocer la evolución y los orígenes de los
sistemas de construcción, buscamos constantemente obras que ilustran las innovaciones de los
pioneros de las técnicas que son habituales hoy día.
En la historia de las fachadas ligeras hay referencias
ampliamente publicadas y por tanto muy conocidas, sin embargo hay obras menos conocidas y un
tanto “especiales” de las que sacar partido y aprender aspectos más innovadores.
Escribimos acerca de una magnífica obra construida en 1918, se trata del primer
muro cortina de Estados Unidos ¡¡¡¡ y quizá de uno de los primeros de la historia de
la construcción.
Por varios aspectos, ya sea su
tamaño, complejidad, el sistema empleado o el estado después de su
restauración, es uno de los casos más interesantes que podemos encontrar.
El “Hallidie Building”
es un ejemplo de arquitectura de oficinas, diseñado por el arquitecto Willis Polk (1878-1928) de San Francisco. El edificio debe su nombre a uno de los más famosos ingenieros
del momento, Walter Smith Hallidie (1875-1940), fue el inventor del
conocidísimo “cable car” que recorre la ciudad de San Francisco.
Este estupendo edificio, inaugurado en 1919,
estuvo en uso durante más de 50 años, hasta que en la década de los 70, debido
a las patologías de la fachada el “Hallidie
Building” fue declarado inseguro y se cerró.
La causa fundamental fue el
estado de oxidación del cerramiento acristalado, la corrosión de las
estructuras, el pésimo estado de las cornisas de acero y de sus ornamentos, a
lo que había que sumar la obsolescencia de las escaleras de emergencia.
Durante años estuvo en proceso de reparación y de
rehabilitación, hasta que finalmente al retirar los andamios y las lonas de
protección en 2014 el edificio se pudo recuperar para la ciudad de San Francisco
y para los amantes de la buena arquitectura.
Es uno de los más claros ejemplos
de fachada ligera acristalada de los años 20, un impresionante muro cortina, reconocido
como el primero de américa. En Europa, el primer gran cerramiento de vidrio se
construyó en Berlín en el año 1909, para la sala de turbinas de la compañía AEG
de obra de Peter Behrens.
Del edifico destaca su enorme fachada acristalada de 7
plantas de altura, con un único plano de unos 600 m2 de superficie, pasante por
delante del borde de los forjados, es decir, un muro cortina convencional, que
fue pionero en su época.
Está construido con un sistema muy elemental de
perfiles y carpinterías de acero laminado en caliente, formando una retícula de
cuadrados casi perfectos, para alternar ventanas practicables con algún modo fijo, unos 490 módulos en total.
Cada nivel tiene 3 módulos de forjado a forjado, siendo los 3 con abertura basculante de eje horizontal, accionadas con un sencillo
sistema de herrajes. Al abrir además de facilitar la ventilación del
interior del edificio, hacen posible la limpieza y el mantenimiento de la
fachada.
Los vidrios de la fachada son monolíticos, incoloros y
transparentes, de pequeño formato ajustado a la técnica del momento.
En los laterales de la fachada y en la parte superior hay
una exuberante ornamentación que forma la cornisa de la coronación. Las molduras
metálicas de estilo neogótico, tan común en los años 20, la integración de los
balcones de las escaleras de emergencia y los propios balcones caracterizan, ordenan
la fachada.
Constructivamente el muro cortina, tal como se puede ver
los croquis de los detalles constructivos,
es un inteligente sistema de cartelas de los
forjados en voladizo, en los se apoyan las jácenas que van afinando su sección, hasta formar un volumen igual al del
travesaño horizontal. Este travesaño de acero del muro cortina, se apoya al canto del forjado a
través de los anclajes soldados. En vertical, las divisiones entre oficinas, permiten
el apoyo de los montantes de la retícula, de tal forma que se reducen al mínimo
los anchos y la profundidad de los perfiles de acero.
En este caso, el muro cortina es una suma de “módulos
de ventana” con perfiles standard de acero laminado, que están unidos entre si con pletinas intermedias que forman la
retícula y que permiten reforzar los perfiles de carpintería de ventanas que
tienen evidentemente menos rigidez. El conjunto de los perfiles de los marcos
fijos y las pletinas de transición y refuerzo, están unidas por medio de remaches de acero.
Para completar el sistema constructivo como se puede ver en los detalles de este post, se acopan las pletinas que forman los vierteaguas, los perfiles
accesorios y el goterón de cada ventana.
La fachada de este edificio se debe reivindicar como uno
de los más interesantes hitos de la arquitectura de cristal de la historia y es
una referencia clave,
muy por delante en el tiempo, y con aportaciones mucho más interesantes que otras obras en Europa de los años 30 profusamente publicadas.